No quedó nadie, ¿quedará algo?

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El que está hace 10 minutos en el fútbol sospecha de todo y todos porque de forma congénita todo lo que lo rodea lo hace desconfiar. Del mirar hacia arriba hasta el ejecutar para abajo. Una vez más el club se boicotea a si mismo.

El sueño de Superliga no duró lo mínimo estipulado de 24 fechas. Tan solo comenzó a derrumbarse en apenas cinco hasta llegar a la séptima tras una semana demoledora, que solo tienen cabida en clubes tan particulares como este.

Para repasar basta mencionar sin redundar en lo remanido en orden cronológico.

Caso RM: confuso si lo hay. El jugador manifiesta venir por amor y se va por un reclamo netamente económico. En otro orden de cosas, era sabido que volvía resignando entre otros factores dinero.

Conoce como pocos el club, no se fue a una aventura asiática. Su hermano es parte del plantel y arregló condiciones con el mismo presidente con el cual se lo transfirió hace 15 años. Presentación en sociedad e ida sin brindar mayores detalles. Si hubiera existido voluntad de diálogo ante el conflicto, se hubiesen agotado otras instancias.

Acto seguido y hasta nuestros días el volante sigue hablando del caso por medios nacionales, eludiendo a los partidarios, a los de siempre, capaces de ahondar más en detalles y re preguntas. Jugaron al truco de un lado y otro, sin mostrar las cartas y punto a punto. Solo quedó claro que nunca terminó de estar convencido en volver. La idea no le cerró ni en tiempo y forma.

Como jamón del medio de la historia, la partida del ecuatoriano Abel Casquete por asuntos personales (?). Así de simple un jugador emigra. Cuando el club quiso desprenderse de alguno pagó o fue a instancia judicial.

A continuación y para Bingo en la sala se sumó a la lista Walter Otta y su CT. Del mismo modo, al compás de Deportivo Morón: Intempestivo.

Hay un hilo conductor entre ambos, a Román no le interesó volver, a Walter tampoco quedarse. Argumentos que de este lado del mostrador se pueden comprender, pero no se terminan de compartir. ¿Desgaste? ¿Falta de llegada del mensaje? ¿Cambio de condiciones? Vaya uno a saber. En la cancha el plantel que el armó le respondió mas allá de sus limitaciones (y las que cuenta el club, inherentes a un militante de Nacional B).

Demasiado precoz el abandono del barco, pero evidentemente algo se rompió.

Simplemente no quedan claro los porque de una ruptura porque volvemos a lo mismo nadie termina de blanquear el lado B y hasta dejando entrever un pacto de caballerosidad y un hasta luego mientras tanto “De eso no se habla”.

En definitiva se fue, su obra está reconocida y hasta con el paso del tiempo se potencie.

El presente indica que es historia, que en menos de cuatro días cerró en Villa Dalmine y es lógico: el club de Campana fue a buscar a quien estaba libre y Walter como referente fue a dar una mano arriesgando capital.

En Deportivo Morón sólo Salvador Daniele vino sin dudar, con aciertos y errores pero con gestos que en “los Códigos del futbol” no abundan. Otros prefirieron mirar su ombligo, establecer los cómo y cuándo y a partir de allí decidir.

La dirigencia de turno tampoco estuvo a la altura a la hora de dar explicaciones. Diagramó un esquema con el técnico y jugador que el clamor popular exigían y de golpe cambió (y les cambiaron) la bocha.

Al semestre entrante y ya en 2019, la cosa se empezó a empantanar cada vez más, de manera auto-inmune, como consecuencia de subestimar situaciones y no comprender contextos. Pensando que sobrados, sobraba. Y cuando se apunta a la medianía, la tendencia da a la baja.

De modo tal que tras la renuncia tardía de la dupla técnica Alejandro Mendez – Walter Pico, la cual a modo personal en este momento no tenia razón de ser. Hicieron lo que pudieron, es real, pero no era lo que necesitaba el club.

Pero este tipo de designaciones arbitrarias ya han ocurrido, cada vez que se recurre a la agenda que se tiene a mano, la de los iluminados, la de los mentores de los máximos fracasos deportivos y futbolísticos de los últimos no menos de 30 años.

El caso Fabián Nardozza, por citar uno, resulta emblemático. Por meritos deportivos y por ser de la casa (me resisto a verlo como mérito per sé pero para muchos aplica) cuando se lo pudo ir a buscar los actores de la vieja política le bajaron el pulgar “Mientras esté yo…”. Sí, claro ellos estuvieron muchos años, sus técnicos electos bajo su ojo clínico también. No hace falta a esta altura de los acontecimientos repasar las campañas.

Si me apuran, debo confesar que nunca me convenció el envión Superliga, me costaba verlo, pero creo que sobraba material para campaña de reducido. Pero ojo todo lo que llega rápido se va de igual modo. Después de tanta agua que paso debajo del puente uno creía que ciertas cosas se habían aprendido para no repetir. Evidentemente falta bastante. Se evolucionó, pero a cuentagotas.

Tras la renuncia del presidente Alberto Meyer todo parece volver a Foja Cero. Hay por lo menos 2 lecturas posibles: La primera que si sirvió para descomprimir y abrir nuevos (¿o reciclados?) frentes bienvenido sea. Era inviable que se sostuviera una figura de las más influyentes de la institución que pasó a ser más problema que solución.

La segunda el tren fantasma, debacle deportiva e institucional.

Y todo así. Retomando el enunciado inicial de los 10 minutos, al minuto 11 tiene la varita que toca y arregla los problemas. Somos los mejores dirigentes, DT’s y estrategas, manejaríamos mejor el club, escribiríamos las mejores notas o efectuaríamos las mejores preguntas.

Al minuto 12 sabemos que un amigo de mi amigo tiene contacto con tal dirigencia y me batió la posta de que la próxima fecha somos boleta, que llegó una valija antes que otra, que ya está todo cocinado. Sabemos cómo invertir y que hacer, siempre que hablamos de dinero ajeno. A que crack del ascenso apalabrar para que juegue acá. Arrimar sponsors top.

Hipótesis se tiran miles, tiro al pichón puede hacer cualquiera, alguna va a acertar. Teorías comprobables, los menos.

Llegamos a esto porque se le erró al diagnostico. Al enfermo lo cambias de cama y sigue enfermo. Hay que enfrentar y solucionar los problemas de base.

En un momento los planetas se comenzaron a alinear y surgió la evolución. Se diagnosticó bien pero se medicó mal o a la inversa, fue variando al compas de la vorágine de cuanto te devora el entorno.

Si no viene un buen médico a meter mano en el enfermo, este sigue igual…. Por lo tanto si viene un buen médico, el cambio del paciente puede ser otro.

Esto trae no buenos recuerdos.

Fernando Grieco (www.cdmoron.com.ar)