Era difícil, muy. Ante un conjunto de Primera que se armó para pelear; sin público, siempre un aliciente. Y sin embargo apareció Minici para aprovechar casi una de las únicas y meternos en octavos de final. El Gallo se quedó con el partido, 1-0, jugando a lo que tenía que jugar.
Parecido al amistoso del sábado pasado ante Lanús, los primeros minutos costó entrar en el ritmo que acostumbran dos categorías más arriba. Hubo que acomodarse y en el trajín Scocco se lo perdió abajo del arco. Morón se plantaba firme con casi todos los jugadores en su campo y esperaba alguna contra o pelota parada. Así fue como el Rengo Díaz casi patea el tablero con un córner que obligó a Pocrnjic a lucirse y evitar un gol olímpico.
Tras la primera parte sin goles, se esperaba que Newells aprovechara su lógica primacía física en el complemento. Pero el equipo de Walter Otta siempre estuvo bien parado, jugando a lo que tenía que jugar, aunque no fuera vistoso: defendió cada pelota como la última, jamás se desordenó, y trató de lastimar de contra.
Así fue como a los 70 minutos de partido se escapó Rossi y ganó un córner; el centro lo peleó Mayola y conectó la zurda de Nicolas Minici, quien puso la pelota al lado del palo izquierdo y se llevó todos los flashes.
Osella, DT del conjunto rosarino, mandó toda la carne al asador y a pesar de presionar bien arriba no pudo doblegar a la defensa de Morón ni a Angellotti, el arquero copero que tuvo una tapada vital en el área chica.
La noche perfecta fue esta vez para Morón, por actitud, por juego no vistoso pero inteligente, como había que jugarlo. Y efectivo casi al máximo, porque aprovechó una de las muy pocas que tuvo. El Gallo avanzó a octavos de final, instancia a la cual jamás había llegado, y se enfrentará al ganador de Rosario Central vs Rafaela.