ALBERTO
27 mayo 2016 10:51
Detalles del apriete a los jugadores de Morón que derrumba la "versión oficial"
Mientras el presidente del deportivo Morón, Pablo Sauro, sigue el manual del buen dirigente de fútbol, esto es negar todo y "desconocer" todo, siguen surgiendo indicios que derrumban sus ingenuos argumentos. Los agresores aparecen junto a dirigentes en un partido oficial, a puertas cerradas, televisado, y testigos afirman haberlos visto hablando con una integrante de la comisión directiva actual y candidata oficialista, antes y después de las amenazas.
27-05-2016
Por Gonzalo Ucha
Hay un refrán que dice "la mentira tiene patas cortas", y parecería ser cierto.
La agresión sufrida por Javier Rossi, delantero de Deportivo Morón, este miércoles antes del entrenamiento a manos de tres "socios" que arma mediante le "recomendaban" que no hablara más con la prensa y que no hiciera pública la deuda que el club mantiene con los jugadores, trascendió rápidamente y generó preocupación en todos los relacionados con la Institución del oeste del conurbano.
El martes 24, después que Morón le ganara a Colegiales con dos goles de Javier "el Bicho" Rossi, el delantero que está a préstamo y pertenece en realidad a Barracas Central dijo ante los micrófonos de los medios que cubrían la salida de los jugadores, que más allá de la alegría por lo logrado futbolísticamente, no podía decir que "está todo bien" porque el club mantiene una deuda en los sueldos de los jugadores. "La estamos pasando mal", dijo Rossi y en frases que iban dirigidas al Presidente de Morón, Pablo Sauro le advirtió que a su hija no le puede dar de comer "con promesas" ni pagar el colegio "con palabras".
Esto, al parecer, generó el "enojo" de algunos, porque al día siguiente, cuando Rossi estaba llegando al vestuario, fue abordado por tres sujetos, uno de ellos le puso un arma en el pecho y le dijo "acá no habla nadie". Al escuchar los gritos el resto del plantel fue en su ayuda y eso significó que los otros dos sujetos también desenfundaran armas, uno de ellos la martillara, y sumado a algunos palos comenzara una gresca en la que unos intentaban separar y otros agredir.
Minutos después, la Comisión Directiva del club aprobó el balance en una Asamblea de socios en la que nadie estaba prestando atención a los números, sino a lo vivido un rato antes. Y Pablo Sauro, ya desde ese instante, intentó "sugerir" que podía tratarse de un hecho con "connotaciones políticas" adjudicables al proceso electoral que vive el club que deberá elegir nuevo presidente en menos de diez días y hay cuatro candidatos, uno de ellos, el propio Sauro.
La misma versión dio incluso ante los móviles de televisión que hicieron guardia toda la mañana del jueves en la puerta del club. Dijo, entre otras cosas, que le parecía "raro" lo sucedido, porque el miércoles "se depositaron los sueldos", algo que tampoco es cierto. En verdad, el día de la agresión los jugadores del plantel de primera recibieron nuevamente sólo una parte de su salario (en mano, jamás los "depositan"), que en la mayoría de los casos no llegan a completar siquiera el mes de febrero. Dos mil para los de contrato más bajo, 5 mil para los más caros, pero en todos los casos, lejos de estar "casi al día" como sostenía Sauro ante las cámaras.
Pero si el relato del Presidente del Club casi merece un Martín Fierro; su versión sobre el "desconocimiento" que tiene de los agresores merece un Oscar a la mejor actuación.
En principio, la explicación de por qué los tres sujetos pudieron ingresar al club sin inconvenientes es que "probablemente son socios", dijo y es cierto. Si se es socio, simplemente mostrando el carnet se puede ingresar sin ningún tipo de registro, en especial, después que el club diera de baja su contrato con la empresa de Seguridad privada a la que tampoco podía pagar.
Es cierto también que en una Institución con miles de socios es poco probable que el Presidente pudiera conocer a todos. Sin embargo, resulta poco creíble que no conozca a los tres que protagonizaron el escándalo: Jonatan "Patito" Berduc; "El Negro Dani" y "El Facha".
Los tres son conocidos por muchos dentro del club. Berduc fue señalado por testigos del hecho como quien sostenía el arma que estaba apoyada en el pecho de Rossi. Personaje que incluso, como lo demuestra la foto que ilustra esta nota, es más que un "simple socio" y hasta inclusive es un asiduo espectador cuando Morón juega de visitante, ingresando a los estadios porque su nombre figura entre los "autorizados" por la Comisión Directiva del Gallo. Testigos lo señalan celebrando en la tribuna destinada a dirigentes e integrantes del plantel cuando Morón le ganó a Aldosivi por la Copa Argentina, por ejemplo. Con un agravante: era un partido que se jugaba "a puertas cerradas", en el estadio de Témperley, donde Morón no podía asistir con hinchada porque debía cumplir una sanción.
Ergo, Sauro no puede decir que lo desconoce, como tampoco puede decir que sospecha de otros instigadores si testigos ubican a los tres agresores, antes y después del apriete, "tomando algo" en la confitería del club con una integrante de la Comisión Directiva actual quien es además, integrante de la lista que propone nuevamente a Sauro como presidente.
Hasta el mismo miércoles a la noche, en el Facebook de "Patito" Berduc se podía observar una foto en la que los tres agresores posaban abrazados delante de un Kiosco. Berduc eliminó primero esa foto y al mediodía de este jueves ya tampoco existía su perfil de Facebook y con él, se fueron todas las fotos en que aparecía rodeado de otros barras de Morón; en asados con integrantes de la hinchada de River y hasta fotos en palcos de canchas a las que accedía cuando Morón jugaba de visitante. Pero probablemente sea una simple casualidad y no un acto sospechoso el elegir este día para dejar de compartir su vida en las redes sociales. No obstante, aun sigue vigente su perfil de Twitter donde promociona el boxeo y se exibe con una pintoresca peluca roja. @patitoberduc confirma allí, sin lugar a dudas, que su nombre es Jonatan.
No obstante esto, cuando jugadores y dirigentes declararon ante la justicia que hoy estuvo en el lugar de los hechos recabando datos, el nombre de Berduc no quedó anotado en ningún papel. "Yo no estaba, no puedo dar fé de quién fue", argumentó Sauro abrazado probablemente a su conocimiento de abogado. Aunque minutos después les aseguraba a los jugadores que ellos no debían exponerse y que él iba a "poner la cara" por ellos.
Aunque también se excusó con que sólo conoce a estos sujetos "por sus apodos", ni los apodos ni los nombres fueron dados a conocer públicamente. Al menos hasta ahora, que si Sauro en verdad los desconoce, podría informarse leyendo esta crónica. Y si no, queda demostrado que una vez más, la mentira tiene patas cortas.
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Por Gonzalo Ucha
Hay un refrán que dice "la mentira tiene patas cortas", y parecería ser cierto.
La agresión sufrida por Javier Rossi, delantero de Deportivo Morón, este miércoles antes del entrenamiento a manos de tres "socios" que arma mediante le "recomendaban" que no hablara más con la prensa y que no hiciera pública la deuda que el club mantiene con los jugadores, trascendió rápidamente y generó preocupación en todos los relacionados con la Institución del oeste del conurbano.
El martes 24, después que Morón le ganara a Colegiales con dos goles de Javier "el Bicho" Rossi, el delantero que está a préstamo y pertenece en realidad a Barracas Central dijo ante los micrófonos de los medios que cubrían la salida de los jugadores, que más allá de la alegría por lo logrado futbolísticamente, no podía decir que "está todo bien" porque el club mantiene una deuda en los sueldos de los jugadores. "La estamos pasando mal", dijo Rossi y en frases que iban dirigidas al Presidente de Morón, Pablo Sauro le advirtió que a su hija no le puede dar de comer "con promesas" ni pagar el colegio "con palabras".
Esto, al parecer, generó el "enojo" de algunos, porque al día siguiente, cuando Rossi estaba llegando al vestuario, fue abordado por tres sujetos, uno de ellos le puso un arma en el pecho y le dijo "acá no habla nadie". Al escuchar los gritos el resto del plantel fue en su ayuda y eso significó que los otros dos sujetos también desenfundaran armas, uno de ellos la martillara, y sumado a algunos palos comenzara una gresca en la que unos intentaban separar y otros agredir.
Minutos después, la Comisión Directiva del club aprobó el balance en una Asamblea de socios en la que nadie estaba prestando atención a los números, sino a lo vivido un rato antes. Y Pablo Sauro, ya desde ese instante, intentó "sugerir" que podía tratarse de un hecho con "connotaciones políticas" adjudicables al proceso electoral que vive el club que deberá elegir nuevo presidente en menos de diez días y hay cuatro candidatos, uno de ellos, el propio Sauro.
La misma versión dio incluso ante los móviles de televisión que hicieron guardia toda la mañana del jueves en la puerta del club. Dijo, entre otras cosas, que le parecía "raro" lo sucedido, porque el miércoles "se depositaron los sueldos", algo que tampoco es cierto. En verdad, el día de la agresión los jugadores del plantel de primera recibieron nuevamente sólo una parte de su salario (en mano, jamás los "depositan"), que en la mayoría de los casos no llegan a completar siquiera el mes de febrero. Dos mil para los de contrato más bajo, 5 mil para los más caros, pero en todos los casos, lejos de estar "casi al día" como sostenía Sauro ante las cámaras.
Pero si el relato del Presidente del Club casi merece un Martín Fierro; su versión sobre el "desconocimiento" que tiene de los agresores merece un Oscar a la mejor actuación.
En principio, la explicación de por qué los tres sujetos pudieron ingresar al club sin inconvenientes es que "probablemente son socios", dijo y es cierto. Si se es socio, simplemente mostrando el carnet se puede ingresar sin ningún tipo de registro, en especial, después que el club diera de baja su contrato con la empresa de Seguridad privada a la que tampoco podía pagar.
Es cierto también que en una Institución con miles de socios es poco probable que el Presidente pudiera conocer a todos. Sin embargo, resulta poco creíble que no conozca a los tres que protagonizaron el escándalo: Jonatan "Patito" Berduc; "El Negro Dani" y "El Facha".
Los tres son conocidos por muchos dentro del club. Berduc fue señalado por testigos del hecho como quien sostenía el arma que estaba apoyada en el pecho de Rossi. Personaje que incluso, como lo demuestra la foto que ilustra esta nota, es más que un "simple socio" y hasta inclusive es un asiduo espectador cuando Morón juega de visitante, ingresando a los estadios porque su nombre figura entre los "autorizados" por la Comisión Directiva del Gallo. Testigos lo señalan celebrando en la tribuna destinada a dirigentes e integrantes del plantel cuando Morón le ganó a Aldosivi por la Copa Argentina, por ejemplo. Con un agravante: era un partido que se jugaba "a puertas cerradas", en el estadio de Témperley, donde Morón no podía asistir con hinchada porque debía cumplir una sanción.
Ergo, Sauro no puede decir que lo desconoce, como tampoco puede decir que sospecha de otros instigadores si testigos ubican a los tres agresores, antes y después del apriete, "tomando algo" en la confitería del club con una integrante de la Comisión Directiva actual quien es además, integrante de la lista que propone nuevamente a Sauro como presidente.
Hasta el mismo miércoles a la noche, en el Facebook de "Patito" Berduc se podía observar una foto en la que los tres agresores posaban abrazados delante de un Kiosco. Berduc eliminó primero esa foto y al mediodía de este jueves ya tampoco existía su perfil de Facebook y con él, se fueron todas las fotos en que aparecía rodeado de otros barras de Morón; en asados con integrantes de la hinchada de River y hasta fotos en palcos de canchas a las que accedía cuando Morón jugaba de visitante. Pero probablemente sea una simple casualidad y no un acto sospechoso el elegir este día para dejar de compartir su vida en las redes sociales. No obstante, aun sigue vigente su perfil de Twitter donde promociona el boxeo y se exibe con una pintoresca peluca roja. @patitoberduc confirma allí, sin lugar a dudas, que su nombre es Jonatan.
No obstante esto, cuando jugadores y dirigentes declararon ante la justicia que hoy estuvo en el lugar de los hechos recabando datos, el nombre de Berduc no quedó anotado en ningún papel. "Yo no estaba, no puedo dar fé de quién fue", argumentó Sauro abrazado probablemente a su conocimiento de abogado. Aunque minutos después les aseguraba a los jugadores que ellos no debían exponerse y que él iba a "poner la cara" por ellos.
Aunque también se excusó con que sólo conoce a estos sujetos "por sus apodos", ni los apodos ni los nombres fueron dados a conocer públicamente. Al menos hasta ahora, que si Sauro en verdad los desconoce, podría informarse leyendo esta crónica. Y si no, queda demostrado que una vez más, la mentira tiene patas cortas.